Un informe elaborado por IDESA muestra que “la conflictividad laboral en la Argentina es mucho más alta que la observada en países desarrollados. Parte del problema se origina en la alta inflación, pero también inciden las vetustas instituciones laborales”.

El mismo sostiene que “para mejorar la calidad de la negociación colectiva es necesario revisar la ultra-actividad y la representatividad”.

Al respecto, “la huelga bancaria, las paritarias docentes, las movilizaciones y fractura de la CGT marcan un nuevo ciclo de agudización de la conflictividad sindical. En los países avanzados la intensidad de los conflictos se morigera con un uso más activo e integral de la negociación colectiva”.

En la Argentina, (salvo excepciones a nivel de grandes firmas), la negociación es sólo por aumento salarial, dejando de lado en la discusión acciones para mejorar la productividad, para incorporar avances tecnológicos y para adaptar las relaciones laborales a los cambios de la vida moderna.

Si bien la inflación es la causa inmediata que gatilla las demandas salariales, la degradación de la negociación colectiva responde fundamentalmente al diseño de las instituciones laborales.

“Un factor clave en este sentido es la ultra-actividad de los convenios colectivos, es decir, la vigencia indefinida de los convenios una vez que están vencidos. Esta regla es la que explica que en la Argentina la mayoría de los convenios colectivos daten de la década de los ’70 y ’80”, detalla IDESA.

Un reciente estudio de la OECD, el Employment Outlook 2017, muestra cómo se regula este tema de la ultra-actividad en el mundo moderno. Según esta fuente, sobre una muestra de 24 países desarrollados y de ingresos medio-altos se observa que:

• El 70% no tiene ultra-actividad regulada por ley.
• El 17% tiene la ultra-actividad regulada por ley pero coloca un plazo máximo de vigencia que generalmente no excede los 12 meses del plazo fijado en el convenio.
• El 13% tiene ultra-actividad por ley pero se la puede eliminar en la negociación.

Estos datos muestran que la ultra-actividad establecida con la rigidez que establece la legislación argentina no está contemplada en ningún país avanzado. En estos países, la mayoría de los convenios vencen en el plazo acordado por las partes, es decir, no se impone por ley la ultra-actividad.

En otros se la contempla en la ley, pero acotada con un plazo o permitiendo eliminarla en la misma negociación colectiva. Se trata de una diferencia de diseño de normativa laboral fundamental que impone una dinámica muy diferente a la negociación. Por eso, en los países desarrollados los convenios colectivos de trabajo se renuevan en promedio cada 21 meses, mientas que en la Argentina se aplican convenios cuyos aspectos medulares fueron definidos hace más de 40 años.

En la Argentina, con regulaciones petrificadas en el tiempo y fuerte centralización se tiende a negociar sólo salarios. La consecuencia son altos niveles de conflictividad y la silenciosa destrucción de empleos que provoca la tecnología cuyo correlato es más trabajadores desplazados a la informalidad. Para revertir estas tendencias es necesario avanzar en la modernización de las instituciones laborales, en especial, acotar la ultra-actividad y elevar la representatividad de las partes negociantes.

FUENTE: ÁMBITO