EL ROL DE LAS EMPRESAS Y LOS GREMIOS.
En esta nota reflexionamos acerca del rol de los gremios, junto con las empresas, en la generación de capacidad laboral y contribución a la creación de empleo, a fin de insertarnos en las nuevas formas de trabajo, adoptar las nuevas tecnologías y readecuar las condiciones a las tendencias globales. En otra nota abordaremos el rol de la educación, fundamental para repensar las alternativas en cuanto al futuro del trabajo.
La situación
Mientras escribo este artículo, el Ministro Triaca se apresta organizar una gira por Europa para el mes de marzo con gremios “dialoguistas” y empresarios, a fin de conocer las experiencias exitosas de países como Alemania, España y Holanda en materia de acuerdos económicos sociales. El objetivo: tratar de replicar esas experiencias en el avance de reformas que puedan generar condiciones más propicias para la creación de empleo de calidad.
Resulta necesario dar el debate, pensar acerca de las nuevas formas y dimensiones que está tomando el trabajo a nivel global, y definir qué estamos haciendo a nivel local para adaptar la fuerza laboral a las nuevas tendencias, las nuevas tecnologías y los nuevos desafíos que representan estos cambios, que debieran avizorarse como positivos en primera instancia, para poder luego aprovecharlos.
El primer problema que se presenta es reconocer estos cambios, y luego entender que si no queremos quedar afuera del mundo debemos hacer algo con ellos.
Inteligencia artificial
Se habla de que hoy la inteligencia artificial (IA) generará negocios a nivel global por alrededor de 20 mil millones de dólares anuales. En términos básicos, la IA es generada por softwares que toman decisiones en base a reglas establecidas en mediante programación, sustituyendo funciones humanas y retroalimentándose con la misma generación de datos mediante algoritmos. Esto permite que determinados robots puedan leer, hablar, entender, memorizar textos y audios, y hasta mantener una conversación con una persona.
Hoy se utiliza en un sinnúmero de aplicaciones:
- Chatbots o asistentes virtuales, que además de brindar respuestas precargadas a los usuarios o clientes del chat, van incorporando otras preguntas frecuentes y asociando las respuestas a esas preguntas.
- Aplicaciones que pueden resumir textos con un grado muy alto de exactitud.
- Programas que alertan inconvenientes de seguridad industrial con alarmas basadas en lectura e interpretación de imágenes de video cuando existe proximidad a objetos, detección de vehículos en movimiento, comportamientos poco seguros, etc.
- La plataforma de pagos on line Ecopago, por ejemplo, permite dar de alta a sus usuarios mediante biometría con una foto de su DNI y una selfie, utilizando también IA para su procesamiento.
- Algunas empresas de selección de personal están dejando de utilizar los CV, y recurren a aplicaciones de IA y reconocimiento facial, realizando test virtuales para digitalizar las primeras instancias de la selección. Luego, se utilizan videos con preguntas que los postulantes deben responder y, si bien es una persona humana la que evalúa en etapas posteriores, se utilizan algoritmos en procesos masivos para analizar datos de los postulantes y acortar procesos automatizables. Se automatizan las etapas más tediosas de la selección, acortando los plazos para cubrir puestos vacantes gracias a la IA.
Todas estas tecnologías de IA sirven para agilizar y estandarizar procesos. En general estas mejoras no sustituyen el elemento humano, y de hecho lo necesitan para interpretar datos, el mantenimiento y desde ya la creación de este tipo de softwares. Y se espera que éstas tecnologías se multipliquen al menos por 6 en los próximos 10 años.
Mientras tanto debemos dar el debate sobre la necesidad de modernizar el modelo de las relaciones de trabajo, que implica la reformulación de políticas laborales, convenios colectivos y el sistema educativo, para lograr además también la inclusión de los grupos más desprotegidos en el mercado laboral: jóvenes, mujeres, adultos mayores, personas con discapacidad.
Veamos otros casos
El año pasado se dio un debate encendido acerca de la intención del Banco Central de reemplazar los resúmenes bancarios en papel por el equivalente en formato digital, lo que provocó la reacción del gremio de camioneros en defensa de sus afiliados, quienes se encargan del transporte de las toneladas en papel desde los bancos a sus clientes.
Nadie puede negar las ventajas de la digitalización de este y otro tipo de archivos: cuidado del medio ambiente (desde la tala de árboles para producir el papel, hasta la contaminación de los propios camiones que los transportan en todas sus etapas), ahorro de espacio, practicidad tanto para los bancos como para los usuarios, etc. Negarlo sería ir en contra del sentido hacia el que va el mundo.
Es cierto que estarán en juego miles de puestos de trabajo directamente vinculados con el transporte. Pero, ¿Cuál es la solución? ¿Oponerse lisa y llanamente? ¿Por cuánto tiempo? ¿O no sería mejor ponernos a pensar cómo podemos capacitar esos trabajadores y redistribuirlos en el mercado laboral generando nuevas capacidades laborales antes de que sea demasiado tarde?
Tampoco hace mucho se puso fin a las bolsas plásticas en los supermercados. Se estima que cayó en alrededor de un 75% la producción de este tipo de bolsas, con la reducción en más de 300 millones de bolsas plásticas, pero la consiguiente pérdida de alrededor del 25% de los puestos de trabajo del sector.
¿Soluciona algo el gremio tocando el bombo en la puerta de la empresa, que también se vio perjudicada por la medida? ¿O es hora de reconvertir determinadas actividades antes de nos tome distraídos quejándonos de lo inevitable?
A la par, tenemos 6.000 vacantes sin cubrir en la industria del software. 6.000 puestos en trabajos vinculados en su mayoría con la informática, y algunos otros más indirectos, que habla de una demanda insatisfecha en IA y Big Data sobre todo, donde no contamos con suficientes profesionales capacitados.
En el sector turismo también se evidencia una alta demanda. Existen actualmente proyectos de construcción de alrededor de 150 establecimientos hoteleros, que generarán más de 30.000 puestos de trabajo.
Según un reciente informe de la BCG (Boston Consulting Group) más del 70% de los ejecutivos de empresas fabriles argentinas consideran que les falta personal capacitado para desarrollar la industria como lo requiere el mercado. Se evidencia también en la encuesta una resistencia al cambio y a la innovación, así como la dificultad para transformar la industria incorporando nuevas tecnologías, automatización, eficientización de procesos, etc. No se encuentra personal calificado para las nuevas tecnologías. Falta formación técnica y en oficios.
Por estos días el sector bancario realizó un paro de 48 horas. Mientras tanto la banca digital sigue creciendo, alcanzando alrededor del 14% del PBI nacional, tasa muy baja para la región, con lo que tiene mucho margen para crecer en el corto plazo. Tienen además menos regulaciones del Banco Central, menores controles en cuanto a personal, baja o nula conflictividad gremial y poca incidencia de paritarias.
Existen a su vez nuevas alternativas de financiación, el reemplazo de la mano de obra por procesos automatizados en la banca privada sobre todo, evidencian los cambios que se vienen dando en el sector, que ameritan que se repiensen alternativas para sostener estos reclamos en el mediano plazo, donde cada vez se van a ver amenazados más puestos de trabajo por hacer foco en el cortoplacismo que nos caracteriza.
¿Qué pasa a nivel mundial?
La robotización está ganando terreno en muchísimas áreas y actividades. Los robots no se enferman, no faltan, no llegan tarde, no hacen planteos sobre cambios en condiciones laborales, no se cansan. En algunas actividades donde se evidenciaron conflictos con empleados, se decidió automatizar esos procesos, evitando los conflictos a futuro y mejorando notablemente la productividad.
Esto no quiere decir necesariamente que los robots vayan a desplazarnos de todos los puestos de trabajo, habrá que pensar que se necesita gente que trabaje para innovar con esos robots, diseñarlos, hacer el mantenimiento, complementarlos en actividades o tareas repetitivas o rutinarias en las que son más eficientes para lograr una mayor productividad.
Otro tanto lo hace la globalización, el home working, el trabajo freelance desde cualquier parte del mundo, las comunicaciones. En la India un ingeniero cobra el 10% del salario de un par de EEUU. Es famosa por la alta capacitación y el bajo costo de los ingenieros, y se transformaron en los principales exportadores de software y servicios tecnológicos.
La pregunta es: ¿Vamos a aprovechar estos cambios o nos vamos a quedar lamentándonos en un rincón?
Siemens (empresa alemana) anunció hace unos meses el recorte de cerca de 7.000 puestos de trabajo en todo el mundo, lo que representa el 2% de su fuerza laboral a nivel global. Los puestos recortados son en general los vinculados a los de fabricación de turbinas de gas para generación de energía, división que se ve severamente amenazada por el auge de las energías renovables.
La contracara es que las energías renovables están generando una enorme cantidad de puestos de trabajo en el mundo, y Argentina no es la excepción. Se requieren muchos puestos laborales especializados muy bien remunerados, pero tampoco en este rubro se llega a cubrir la demanda como se requiere, y se tiene que recurrir a soluciones desde el exterior para cubrir las falencias en varios puntos vinculados a este nuevo tipo de energías que llegó para quedarse.
En el mundo se está virando hacia la alimentación consciente y sustentable, el diseño alimentos artificialmente para producir eficientemente. Se desperdicia actualmente más del 30% de los alimentos que se producen a lo largo de toda la cadena: producción, logística, comercialización, consumo. Por un lado se desechan alimentos que a su vez generan contaminación y problemas de tratamiento y eliminación, y por el otro sigue muriendo gente de hambre en el mundo. Y estas situaciones se dan aún sabiendo que para 2050 será difícil contar con alimento suficiente para todos los habitantes del planeta.
Se dan avances tecnológicos como la impresión 3D, que permite reproducir casi todo tipo de elementos y materiales. Incluso tejidos y órganos de seres vivos.
Distintos sectores
Algo similar se da en otras áreas como los peajes. A fines del año pasado se estaba evaluando sustituir las cabinas de peajes existentes para ir hacia un sistema automatizado más eficiente, reduciendo la dotación de personal de control de peajes a la mitad.
El sistema que se empleará se denomina Free Flow (flujo libre), y es un sistema de lectura automática de patentes que permite a los vehículos circular sin detenerse para pagar, haciendo más fluido el tránsito por las autopistas.
El sistema con tecnología estadounidense eliminará más de 100 barreras y automatizará el cobro. Se van a reducir las cabinas y el personal (cajeros, supervisores, etc.) en un plazo de 4 años. La idea en este tiempo es reconvertir los perfiles laborales y capacitar a los empleados desplazados para reinsertarlos en otros puestos.
Se previó en el acuerdo una cláusula de “empleabilidad” que permite a la empresa definir nuevas tareas en base a las necesidades del servicio. En este acuerdo, dentro del denominado proceso de “tecnologización”, además se agregó un adicional por productividad y otro por presentismo.
Estas nuevas formas de trabajo van acompañadas de cambios que implican el consenso con los gremios (en este caso el acuerdo para migrar el personal se hizo con el sindicato de empleados de comercio), donde se sustituyen empleos y se genera mayor productividad. La recategorización del personal estará prevista en un nuevo acuerdo colectivo donde se contemplarán las nuevas categorías producto de los cambios comentados.
En este caso Armando Cavalieri, secretario del gremio, viajó a Miami, EEUU, para estudiar el funcionamiento de las carreteras y autopistas donde opera este sistema Free Flow (denominado Sun Pass), con la experiencia del modelo que absorbió el 100% de los empleos desplazados.
Lo cierto es que ya se vienen firmando acuerdos sectoriales que van en el sentido de mejorar la productividad, reformular el sistema de relaciones laborales para adaptarse a las nuevas tecnologías, y abrir el diálogo para buscar soluciones conjuntas al empleo.
Tenemos antecedentes con Vaca Muerta y el gremio de lecheros. Más recientemente el caso de ferroviarios, que unificaron varios convenios en uno. Los casos que mencionamos en esta nota. En fin, se avanza en este tipo de acuerdos que introducen criterios de productividad, posibilidad de variar condiciones y hacer menos rígidas algunas cláusulas contractuales para adaptarse a las realidades actuales de cada actividad.
Este tipo de acuerdos afecta a todo el empleo, donde los cajeros de distintas actividades, repartidores, repositores, choferes, etc. ven amenazados sus empleos de la mano de nuevas tecnologías, cajeros automáticos, IA, home banking, e-commerce, centros de compras on line, y demás avances.
¿Qué hacemos?
Como bien dice el profesor Andrés Hatum, al hablar acerca de innovación y disrupción: “disrupción e innovación generan nuevos espacios en la economía, pero la diferencia es que la disrupción desplaza un mercado, una industria, una tecnología existente, produciendo algo más nuevo y más eficiente. La consecuencia por lo tanto es doble. Por un lado destruye lo existente y por otro lado genera un nuevo paradigma para pensar las cosas”.
Dice Hatum con acierto, que hoy las apps están dominando la vida de las personas, podemos trasladarnos por Uber, comparar productos por Mercado Libre, arreglar la casa a través de Iguana Fix, reservar un restaurante por Restorando, viajar a cualquier parte del mundo por Depegar.com, alquilar un departamento por Aribnb. También podemos ver televisión por Netflix o escuchar música por Spotify. Muchas de estas cosas impensadas hace unos años.
Muchas industrias y actividades sufrieron la disrupción de las nuevas tecnologías. En el ámbito laboral se da esta necesidad de adaptarse a las nuevas formas del trabajo, anticiparse o hacer una lectura del futuro del trabajo, hacia dónde va el mundo laboral. Para luego emprender los cambios necesarios desde el diálogo y la búsqueda de consensos útiles, en este caso para los trabajadores.
Redefinir la matriz de las capacidades laborales, aggiornar los convenios colectivos – muchos de ellos de la década del 70´ donde ni siquiera existían las computadoras – y mucho menos tecnologías como las que venimos mencionando, se transforma en una imperiosa necesidad, casi obligada.
Se trata de generar empleabilidad, reconvertir los puestos de trabajo obsoletos, capacitar a los trabajadores, generar productividad para ser competitivos y poder insertarnos en los mercados mundiales, generar valor.
Para todo ello se necesita de todos los actores involucrados, pensando alternativas de manera conjunta: el estado, los empresarios, los gremios y los propios trabajadores, siendo estos últimos conscientes de que los cambios van a darse y la mayoría de ellos son inevitables, por lo que deben asumir una actitud proactiva, desde la capacitación y la educación. Podemos quedarnos discutiendo en base a cláusulas de convenios de hace más de 40 años, o proponernos trabajar sinceramente y de manera consciente en el futuro del trabajo.